domingo, 19 de octubre de 2014

Viviendo el OKTOBER FEST de Costa Rica....

   Esa tarde marcaba el final de mí viaje, de mí journey por Costa Rica. Aunque el motivo de este viaje era Profesional (Atendía un congreso Internacional de Educación en el cual habría de dar un taller sobre Matemáticas y Tecnología), la realidad es que Costa Rica me había invitado a convertirlo en un paseo de placer.
   En fin, era ya el día número nueve en tierras Ticas, solo hacía falta ponerle la cereza al pastel; bueno fue más bien la cerveza.
   Desde días antes de mi llegada, mi Primo Hermano ó más bien Hermano Primo, Luis, me había advertido que por esos días de mi estancia se habría de celebrar una réplica del famoso OktoberFest de Munich. Que tan fidedigna sería esta copia no lo sabíamos, pero de algo sí estábamos seguros, teníamos que estar allí. Los anuncios indicaban que el festival se llevaría acabo en un horario de 11 am y hasta la una de la mañana en un lugar llamado el Pedregal. Posteriormente pudimos ver que es un gran centro de eventos que se divide en varias alas. El lugar se encuentra bien ubicado en el centro de un gran campo, por momentos me pareció al estilo de un club hípico. Se anunciaban un buen numero de cervecerías artesanales y una buena variedad de comida típica Alemana. Incluso se ofrecía transporte hacia el lugar por 5000 colones, algo así como 10 dólares. Las entradas al festival iban desde 9000 a 15000 Colones, podían incluir un tarro oficial y una gorra conmemorativa.
   La verdad es que esa mañana cuando Luis pasó por mí al Hotel Presidente Intercontinental no teníamos prisa por volar al OktoberFest, más bien dejaríamos a que se madurara esa visita. Fuimos de allí a ver a mis sobrinos entrenar a una escuela de Futbol del Saprissa, sí, aquel club que alguna vez compró Vergara, el dueño de mis vapuleadas Chivas; suponía otro de sus brillantes negocios. Ya de allí con familia completa nos dirigimos a una muy bonita plaza llamada Avenida Escazú. La vista allí es inmejorable, casi rodeada de montañas selvosas de las que las nubes bajaban como cascadas.
    Se acercaba ya la hora de visitar ese centro de culto a la cerveza, pero antes a comer a un exquisito restaurant Italiano. Un plato de tortellini cuatro quesos acompañados con una cerveza Bavaria Obscura me prepararon para esa jornada.
   El día siguiente mi avión de regreso saldría a las 7 de la mañana, por ser vuelo Internacional me obligaba a estar en el aeropuerto al menos a las 5 am pagando un impuesto de salida del País. El taxi estaría por mí en casa de Luis alrededor de las 4.30 de la madrugada.
   No se que tan importante le sea a este relato el mencionar que el anochecer en Costa Rica es alrededor de las 5.40 de la tarde y el amanecer antes de las 5 am, lo cual descontrola bastante.Pero creo que esto pone en contexto a lo que sucede después...........

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